La  problemática ambiental es  un tema está generando creciente interés en la población en general, y en la comunidad educativa en particular. En nuestro país, en  el contexto del campo educativo, desde la década de 1980, se han ido incorporado a los programas de estudio temáticas relacionadas con la problemática ambiental. En un principio, el enfoque desde el cual estos fueron analizados, versó en una matriz netamente biológica, cimentada desde la Ecología como disciplina científica, lo que ha producido un  impacto diverso en la conducta de los individuos y del colectivo social.

En este estado de  situación, la Educación ambiental (EA) comienza a representar nuevos desafíos en relación con la necesidad  de focalizar un abordaje de las problemáticas ambientales desde perspectivas innovadoras. Por esta razón, desde su aparición en el escenario internacional, la EA  adquirido un carácter interdisciplinar, resumido en un encuentro de saberes. Por ende, se impone como el resultado de una reorientación y articulación de diversas disciplinas y diferentes experiencias educativas que permiten tener una percepción integrada del ambiente y emprender con respeto a aquel una acción más racional y propia para responder a las necesidades sociales (Conferencia de Tbilisi, 1977).

     La EA se basa fundamentalmente en el reconocimiento que los problemas ambientales deben plantearse no sólo a través de la aplicación de normas, de procedimientos administrativos o de la aplicación tecnológica, sino que resulta imprescindible desarrollar un proceso educativo que se oriente al cambio de valores, concepciones y actitudes de la humanidad con el ambiente.  En este sentido, se erige  como tema transversal para el desarrollo cultural de la sociedad y, por lo tanto, contribuye definitivamente a la búsqueda de soluciones de los problemas ambientales forjados, e insertados, en el quehacer cotidiano de la población; en otras palabras, se traduce en una asimilación del quehacer cultural de toda la sociedad.

 Cuando se habla de EA se hace referencia a un modelo de personas y sociedades que viven y se desarrollan de forma sostenible con su medio. Este modelo se enfrenta a otro basado en el consumo compulsivo, en la concepción de lo natural como infinito y de la naturaleza al servicio del hombre.     

 La comprensión de la biodiversidad y la necesidad de su conservación y protección es responsabilidad de todos, y representa una meta crucial en la construcción de la ciudadanía responsable. En este marco, se  pretende dar respuesta e integrar los conocimientos con la expectativa  promover la  apertura de una conciencia ambiental en todos los niveles de la enseñanza.

          A partir del planteamiento de políticas y actividades de educación ambiental se pretende contar con ciudadanos solidarios, conscientes y responsables para con su ambiente y al desarrollo de una sociedad que viva de forma sostenible con su medio. En consecuencia, la EA resulta imprescindible para lograr un cambio en la manera en que la persona se relaciona con su entorno, con el fin de  mejorar el uso y gestión de los recursos naturales y reducir los impactos al medio. En este sentido, se intenta abordar una tarea educativa desde lo preventivo, lo que resulta conveniente tanto en términos económicos como medioambientales, es preciso concientizar  respecto de la imperiosa necesidad de promover un cambio de hábitos y actitudes cotidianas que se concreten en acciones ambientalmente adecuadas.